sábado, 20 de junio de 2009

La herencia de un pasado Artista


EL Pequeño Buen Hombre-

Primera parte;


Tropezó en un tejado lejano. Aturdida por el golpe, sentó su enorme falda en aquel nuevo lugar. Le dolía mucho la cabeza, miro hacia los lados preguntándose donde habría aterrizado y cómo había llegado allí.
-Juraría que ya he estado aquí.-dijo Lucy.
Asustada entre lágrimas, lloraba…
Antes de terminar la frase, un pequeño hombre con un sombrero negro y gabardina del mismo color apareció de la Nada.
-¿Por qué lloras pequeña, que te asusta tanto?
Lucy le miro con la mirada de un familiar cercano, no contexto. Su miedo se deshizo entre las lágrimas, y sintió que estaba de nuevo en su hogar.
-Llora si te hace falta, llora todo lo que necesites, estaré cerca si me necesitas.
Ten, esta es la llave de tú nueva casa.
-¿Casa? Yo nunca he tenido hogar, siempre ando por diferentes tejados.
Esta vez es diferente, necesito tú ayuda. Hazme el favor de quedarte, un tiempo al menos, el tiempo que tardes en recuperarte de tu caída.
-Prueba a ver mi hogar, tiene vivos colores azules, rojos, muebles antiguos y una vida llena de misterio y arte. Arte que me robaron hace ya muchos años.
-¿Quién te robo?
-Es el secreto que encierra una vida, o mejor dicho después de una vida.
-¿Quién eres?
- Soy tu pasado y parte de ti, soy tu parte en el arte y la pasión que te mueve a buscar en cada tejado un trozo de ti. Tienes gran parte de ti en este lugar, pasa y describe si es cierto lo que te cuento.
Lucy desconfiaba, entro en el lugar. Su curiosidad como de costumbre le hizo no temer a lo desconocido y probó a entrar por una ventana que estaba justo a las espaldas del pequeño hombre. Una ventana de guillotina blanca, unas cortinas rojas, y en su interior un salón azul cielo y miles de obras de arte.
Lucy, por fin encontró más de una pieza de puzzle, esta vez, en el interior de una casa.
La casa del Pequeño Buen Hombre.
Una vez en el interior Lucy giro su cabeza para darle las gracias al hombre que le había dado acogida en su hogar. El pequeño buen hombre había desaparecido tras de ella, dejándole las llaves de aquella casa que albergaba toda una vida de belleza.

Bruselas

“Para que el arte forme parte de los artistas, de los creadores, para que el arte sea herencia de artistas, por los artistas que ya no están para recoger la cosecha de una vida de trabajo…”

Beatriz Heredia

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